Neuroplasticidad en los niños.

La Neuroplasticidad refiere a la “capacidad que tiene el cerebro para formar nuevas conexiones nerviosas, a lo largo de toda la vida; en respuesta a la información nueva, a la estimulación sensorial, al desarrollo, a la disfunción o al daño. También es conocida como la renovación del cableado cerebral.

Los bebés nacen con casi la totalidad de células en su cerebro, pero con pocas interconexiones. Mas o menos los 6 años, se produce una importante formación de redes neuronales con toda la información nueva que el niño va adquiriendo. En esta fase, el cerebro es como una “esponja”, lo absorbe todo, sobre todo a través de la imitación.

Estas conexiones se organizan imitando la conducta, la actitud, los gestos, el tono, las palabras del adulto que lo rodea y de todo lo que percibe a través de sus sentidos.

En el caso de los niños, quienes aprenden por imitación, se da lugar en su cerebro, a redes neuronales que se transforman en pautas sobre cómo actuar. Si se refuerza este aprendizaje, por repetición del estímulo, se convertirá en la forma de comportarse habitual del niño.

Esto es algo que puede aprovecharse dejando de lado rutinas como los gritos en casa y apostando por el diálogo, por ejemplo.

Si requerimos el cambio de hábitos inadecuados en el niño, la neuroplasticidad es la base para lograrlos. El primer paso es reconocer el patrón negativo y dar con el origen, y así evitarlos en la medida de lo posible.


El cerebro de los niños es como una “esponja”, lo absorbe todo, sobre todo a través de la imitación.

En estos casos se debe apostar por crear una red neuronal nueva que se traduzca en una conducta adecuada, y que sustituya a la anterior. Para ello, el primer paso es potenciar la exposición al estímulo que favorece la formación de esa nueva red.

Por ejemplo, un niño que tiene el hábito adquirido de pegar cada vez que se enfada, tiene a nivel cerebral una conexión que asocia ‘enfado con violencia’. Para ayudarle a “desaprender” esa conducta automática, no se debe no incentivar más ese circuito.

Por el contrario, se debe crear una nueva red que sustituya la antigua. Por ejemplo, en casa el niño debe comprobar que resolver conflictos a través del diálogo es posible. También es recomendable darle al niño otras opciones para afrontar el enfado, logrando así que aprenda a canalizar esta emoción.

Desde la perspectiva educativa, esta plasticidad cerebral resulta trascendental porque posibilita la mejora de cualquier alumno y, en concreto, puede actuar como mecanismo compensatorio en trastornos del aprendizaje como la dislexia y el déficit de atención e hiperactividad (TDAH.).

Hoy gracias a la neuroplasticidad se sabe que el cerebro es un órgano plástico, moldeable a lo largo de la vida y que el ejercicio de las funciones cognitivas reconfigura la red neuronal. Ya se ha confirmado empíricamente que el número de neuronas con el que se nace no es definitivo, como se creía hasta hace poco, sino que crece a lo largo de la vida bajo la influencia de los estímulos cognitivos.

2 Replies to “Neuroplasticidad en los niños.”

  1. Buenas tardes. Buena columna, breve y sintética. ¿Existirá algún autor asociado a esta información? Sería bueno saberlo.

    1. Hola Felipe… este artículo estuvo respaldado por el Dr. Nicolás Laza Gutiérrez, Neuropediatra y Director Científico de nuestro centro. Saludos!

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