Lo primero que se nos viene a la mente, cuando pensamos en la palabra azúcar, es esa azúcar blanca que tenemos en nuestra casa, pues bien, ésta es la sacarosa y es la forma más común en la que la podemos encontrar, pero hay muchos más tipos de tipos de azúcares dependiendo de su estructura química: fructosa, galactosa, glucosa, maltosa o lactosa, se pueden encontrar presentes o pueden ser agregados a los alimentos para endulzar o prevenir su deterioro.
En niños, las cifras de azúcares libres que recomienda la OMS son máximo 17 gramos al día.
El 80% de los productos procesados que se encuentran en el supermercado contienen azúcar oculto. Además de azúcar, en ocasiones los ingredientes suelen ser jarabe de maíz de alta fructosa, concentrado de zumo de fruta, sacarosa, glucosa, dextrosa, jugo de caña, malta, melazas, lactosa, miel, etil maltol y maltodextrina.
Cuando analizamos el etiquetado de los productos ricos en azúcar y los comparamos con las recomendaciones podemos observar que el contenido en azúcares de un solo envase supera o por lo menos se acerca mucho a la cantidad recomendada para un día entero.
Consecuencias en el cerebro de nuestros hijos:
Problemas de memoria y de aprendizaje: Un estudio de la Universidad de California sobre los efectos del consumo de glucosa reveló que afecta negativamente a la formación de sinapsis en el cerebro. Es decir, al tomar mucha fructosa, nuestra capacidad de aprender y formar nuevas conexiones se ve disminuida.
Adicción: La adicción al azúcar es un problema real. Pueden llegar a sentir que tienen que consumir más cantidad de esta sustancia para sentirse bien.
Afecta el estado de ánimo: No solo sus capacidades cognitivas están en peligro. Al tomar glucosa, el estado de ánimo varía de formas extremas. Debido a sus efectos sobre la insulina en nuestro cuerpo, los picos de azúcar pueden provocarles depresión, ansiedad y cambios de humor repentinos.
Cuéntanos…¿Cuidas el consumo de azúcar en casa?.