Neuroeducación: La motivación garantiza el aprendizaje.

Investigaciones arrojan que el cerebro sólo aprende con motivación, y que no se trata sólo de tener la información, sino de cómo es transmitida.

Si hacemos el ejercicio de recordar a nuestros profesores de la infancia, probablemente recordemos sólo a aquellos que ganaron un especio en nuestro corazón o lograron de alguna manera, generar en nosotros una diferencia emocional sobre el resto. Probablemente recordaremos sólo a aquellos que nos invitaron a aprender y no a los que nos obligaban a aprendernos de memoria los libros.

¿Cómo aprovechar las Neurociencias en la escuela?

El concepto de neuroeducación es cómo la neurociencia se aplica en el aula y en los programas educativos. Para aplicar la neurociencia, los docentes tienen que partir por saber cómo funciona el cerebro y cuánto se puede potenciar su plasticidad.

Debemos comenzar aprendiendo cómo evolucionan y cómo se van desarrollando las estrategias motivacionales. En escuelas, hay que pensar cómo funciona el cerebro de un niño y/o de un adolescente. Son muy pocas las escuelas que toman en cuenta los horarios en que un niño puede tener mayor concentración, o cómo funciona el cerebro de un niño a partir de las 10 de la mañana, versus cómo funciona a las 7 de la mañana. Son estrategias prácticas que no tienen que ver sólo con los docentes, sino con quienes establecen los horarios de las clases.

El cerebro no aprende si no lo motivamos, y la motivación forma parte de la forma en cómo trabaja el docente con un alumno y en cómo están cambiando los métodos de aprendizaje. Ya no se trata sólo de tener información, sino de cómo transmitirla. El docente tiene que mover las emociones del otro lado para generar un aprendizaje sostenido. El aprendizaje con un grado de emoción y un entorno saludable genera un depósito de información con entusiasmo.

En la actualidad hay interés en el gremio educativo en tener en cuenta cómo se va desarrollando el cerebro, para así ver cómo se diseñan planes de estudios más efectivos. Existen estudios que muestran cómo uno puede generar cambios en la estructura del cerebro de un niño, a través de la experiencia y la estimulación.

El aprendizaje con emoción, y en un entorno saludable, genera un depósito de información con entusiasmo. Ya no se trata de tener la información, sino de cómo transmitirla.

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